Nací en Galicia en 1974 y a los 24 años cambié el norte por el sur. En Alicante, ciudad a la que adoro, establecí mi residencia y formé mi familia. Desde niña he sido muy creativa y he tenido mucha imaginación, pero siempre me ha faltado lo más importante: la paciencia. Dicen que Dios aprieta pero no ahoga, así que, en el peor momento de mi vida, saqué fuerzas de donde no las había y empecé a escribir. Descubrí que me relajaba, que apaciguaba mi mente. Y de esa forma aprendí muchas cosas que no sabía que podía llegar a hacer. La primera: que era más fuerte de lo que jamás había imaginado; la segunda: que por fin podía ganarle a la paciencia. Ahora compagino la lectura y la escritura. Me encanta perderme en historias y en personajes, propios o ajenos. Es lo más maravilloso que me ha sucedido. Sobre todo porque, aunque todo estaba en mi contra, nunca perdí la confianza en mí misma.